martes, noviembre 22, 2011

SOBRE EL ECOLOGISMO Y OTRAS CATASTROFES NATURALES


(Esta entrada se concibió hace varios meses, mientras una ganadora de un famoso concurso benéfico destinaba su premio a una asociación de perros abandonados, y se ejecuta ahora, con la debida demora que ha de contemplar todo perezoso.)

El ecologista vocacional siempre me ha producido cierto cosquilleo nervioso, que bien podría resumir, más o menos, en la misma sensación incómoda que me asalta al sentarme junto a un vegetariano a la mesa. (amigo, los sapiens no hemos llegado hasta aquí comiendo brócoli)

Vaya por delante, que yo siempre he sido naturalmente respetuoso, y observo cuidadosamente las pautas medioambientales homolagadas para cualquier ciudadano medio. Procuro comprar productos ecológicamente aprobados y en la medida de lo posible reciclables o/y reciclados, disecciono con meticulosidad forense todas mis bolsas de basura e intento, siempre que puedo, no disparar a ningún oso panda, aunque confesaré, que lo hago más por sentirme socialmente integrado que por convicción.

Y esto es porque creo definitivamente que el problema medioambiental no es una cuestión de concienciazión o sensibilidad, sino de aforo. El planeta tierra es un buen concepto como idea, no tiene grandes defectos de base, pero si algunas carencias en los acabados, básicamente, alguien olvido colgar un cartelito gigante en el firmamento: "Aquí caben 145 millones de personas sentados y 358 millones de pie." ...y punto.

El hombre, un ritmo de crecimiento vertiginoso e insostenible y ningún depredador conocido, es una definición inequívoca de plaga. Somos pulgones en la madre de todas las lechugas. Así las cosas, nunca me podré tomar en serio a ningún ecologista mientras me diga que el problema medioambiental se resuelve comprando bombillas de bajo consumo y cerrando los grifos mientras me lavo los dientes, en lugar de con una esterilización sistemática y metódica de tres cuartas partes de la población mundial. (siguiendo algún tipo de criterio, que racionalmente podría ser permitir la reproducción a partir de ciertos niveles de coeficiente intelectual, pero, si lo que se trata es de dejar un bonito planeta, yo me decantaría más por criterios estéticos, como por ejemplo, esterilizar a los pelirrojos, a los cantantes de reggeton, a los boyscout y a Paquirrin).

Así pues, mi relación con los ecologistas es complicada, recuerdo ahora, a una muy buena amiga, ecologista, pero del subconjunto de ultradefensoras de los perros, con las que mantenía divertidas y acaloradas discusiones que obedecían siempre al mismo guión:

Yo la aseguraba que no tenia absolutamente nada en contra de los perros, que siempre preferiré un perro a un alcornoque, porque el primero me resultaba mucho más estimulante, pero siguiendo esa misma premisa, preferiré siempre un humano antes que cualquier perro. En su turno, ella me replicaba alabando los parabienes de la fidelidad canina, y enumerando casos donde los perros llegan a salvar las vidas de sus amos, a lo que yo en seguida apuntaba, que por cada caso de un perro que ha salvado una vida humana, yo le podia encontrar veinte que han mordido el peroné de una tierna viejecita , su respuesta, también inmediata, es que muchas más vidas quitan los humanos a los propios humanos, y llegaba así mi turno: por cada humano que mata a un igual, yo te encuentro veinte que salvan las vida de otra persona, entre otras cosas, porque la mayoría de los perros, por más fieles y listos que sean, no saben operar una apendicitis, así que llegado el caso, yo siempre preferiré un cirujano a un fosterterrier con pedigree.

Así se iban enredando las cosas, entre réplica y contraréplica, hasta que yo me cansaba y le decía, "mira, los humanos cuando se encuentran se dan la mano o un abrazo, los perros se huelen el culo, ¿no te da eso que pensar?". Ella me regalaba una sonrisa cómplice y me susurraba cariñosamente al oído: "si los hombres pudieran como los perros lamerse sus propias pelotas, el 99% lo haría sin duda". Y aquí se acababa la conversación, porque esto es lo que yo llamo, un argumento definitivo.

miércoles, enero 26, 2011

HISTORIA DE LA PSICOLOGÍA. Capítulo III : Del Conductismo al Cognitivismo. (de la serie: divulgación científica)

La psicología conductista alcanza su máximo apogeo en la década de los 40's y 50, de la mano de los psicólogos americanos John B. Watson y B.F. Skinner, durante los que se convierte en el paradigma dominante, comenzando su declive hacia los años 60, coincidiendo con los estudios del aleman Torsten de Winkel, la última gran figura del conductismo clásico.

Tras muchos años de estudio, Torsten de Winkel, elaboró una compleja terapia conductual que sería conocida como la técnica Winkel. En 1962, tras largos ensayos de laboratorio con ardillas, Torsten pudo aplicar su técnica en su primer y más famoso caso, el del joven berlines Ingo Goritzki, al que se le diagnosticó un severo trastorno de hiperactividad a temprana edad, que cursaba con episodios violentos de agresividad compulsiva. Tras ser expulsado de la escuela elemental de Wilmersdorf por su falta de rendimiento, Ingo Goritzki fue juzgado por masticar la oreja izquierda de la anciana Tabea Zimmermann, hecho del que se reconoció culpable alegando aburrimiento. El juez encargado del caso, dictaminó que Goritzki debía internar en un correcional, salvo que voluntariamente ingresara en un hospital psiquiatrico para someterse a tratamiento, circunstancia que aprovecho De Winkel para poner a prueba su elaborada técnica de modificación de conducta en la Wiegmann Klinik donde desarrollaba su trabajo.

Descrita a grandes rasgos, la técnica Winkel consiste esencialmente en colocar un melocotón en equilibrio sobre la cabeza del paciente, donde debe permanecer durante todo el día mientras este despierto. Cada vez que el melocotón cae al suelo o el sujeto lo toca con sus manos, se le aplica una descarga eléctrica de doce voltios en los genitales.

Tras unos primeros meses desalentadores en los que no se registraron cambios significativos en la conducta de Goritzki, el tratamiento empezó a dar sus frutos. Al año de ingreso en la Wiegmann Klinic, la técnica Winkel, no solo había eliminado todos los síntomas de hiperactividadad del paciente e inhibido su agresividad, sino que además despertó su pasión por la danza clásica.

Tras combinar el tratamiento con las clases de danza, Goritzki abandona el hospital en 1964 y se presenta a una audición para el ballet nacional ruso en Moscu, donde quedan maravillados por la sutileza y armonía de sus pasos y resuelven su incorporación inmediata. Su carrera como bailarín se vio pronto truncada, al no comprender el coreógrafo Sergei Sokolov que Goritzki bailara "El cascanueces" con un melocotón sobre la cabeza, en lugar de esconderlo a la altura de la entrepierna bajo las mallas, como el resto de los componentes del cuerpo de baile. Tras este tropiezo, Ingo Goritzki decide regresar a su Berlín natal, donde se convierte en un ciudadano ejemplar, fundando varias asociaciones filantrópicas, como el "Observatorio Alemán contra la violencia" y "Los amigos del melocotonero". Goritzki se dedicó a dar conferencias por todas las universidades europeas, reuniendo un compendio de sus charlas en su famoso libro publicado en 1969 que en España se tituló "Reconduce tu agresividad", cuyo primer capítulo esta dedicado a la memoria de la oreja de la señora Zimmermann.

Pronto el mundo de la psicología se hizo eco de los logros de la técnica Winkel, surgiendo nuevas corrientes de tratamiento basados en el mismo enfoque.

Destacan las prácticas del Dr J. Steward en la universidad californiana de Berkeley, donde intentó llevar a cabo la misma técnica sustituyendo los melocotones por nueces. Steward olvidó calcular durante el diseño experimental la ancestral costumbre de los californianos de "cascar" las nueces en cualquier sitio, lo que le trajo no pocos quebraderos de cabeza, abandonando el proyecto.

Mención aparte merecen los estudios de un discípulo del propio Torsten de Winkel, el joven investigador Frank Rudolf, que tras beber de los conocimientos de Winkel, se propuso tratar patologías más complejas que el trastorno de hiperactividad. De estos experimentos tenemos constancia a través de la correspondencia entre ambos investigadores, que hoy se exhibe en el museo de ciencias naturales de Hamburgo y donde en una primera misiva Winkel expone lo siguiente:

"Mi querido Rudolf, he tenido noticia de que has seleccionado a un grupo de pacientes esquizofrénicos con la intención de aplicarles una variante de mi tratamiento, sustituyendo el melocotón por una sandia, albergando esperanzas de obterner resultados ya en las primeras semanas de tratamiento. Nunca he creído que exista una correlación directa entre la gravedad de la patología y el tamaño del fruto, pero al respecto permitame, estimado colega, que aventure dos hipótesis. La primera de ellas es que lo único que obtendrá a las semanas de tratamiento será un grupo de esquizofrenicos contracturados. La segunda hipótesis que defiendo, es que es usted el discípulo más idiota que he tenido en todos mis años de profesión. Atentamente. Torsten deWinkel."

A lo que Frank Rudolf contestó con un breve - "Tenía usted razón, en todo" antes de abandonar los estudios y abrir una frutería en las proximidades de Stuttgart donde amasó una nada despreciable fortuna gracias a su destreza natural para seleccionar las mejores frutas.

En 1972, Ingo Goritzki disfrutaba de un te con leche en un café parisino, tras culminar brillantemente una de sus conferencias en la universidad de la Sorbona cuando un ciudadano francés, Pierre Trenet, mordió el melocotón que se encontraba sobre la cabeza de Goritzki y sonriendo le preguntó dónde había comprado tan exquisita pieza, a lo que Goritzki respondió atravesandole la faringe con un paraguas. A razón de esta anécdota la técnica Wilken dejo de aplicarse, y el conductismo fue perdiendo adeptos hasta acabar cediendo su hegemonía al congnitivismo.

domingo, agosto 08, 2010

"LA TEORIA ALELANTE DE LA ESPECIE HUMANA" (de la serie: divulgación científica)


Era yo un universitario resultón, alto y rubio, cuando me tocó estudiar algo de historia sobre las teorías evolucionistas, básicamente sobre el origen de las especies de Darwin, a la sombra de cuya poblada barba florecieron no pocos enfoques evolutivos más o menos ciéntificos y algunos aparentemente disparatados. De entre estos últimos, encontré un día una curiosa teoría que venía a defender, que la evolución de las especie humana no es lineal (es decir, ascendente y progresiva en virtud de la selección natural)....


*Actualmente parece científicamente demostrado que la evolución del hombre no es lineal, sino ramificada y compleja, y esto lo único que puede explicar la coexistencia en la misma década de Eduard Punset y Belén Esteban.

** Si bien, otras teorías pseudocientíficas, sostienen que Belén Esteban solo puede proceder de un agujero negro interdimensional

*** No obstante, el acervo popular, afirma que en cualquier caso, todos venimos de un agujero negro, más o menos grande.

....decía que encontré una curiosa teoría que venía defender que la evolución de la especie humana no es lineal, sino que adopta forma de campana o pirámide, es decir, el hombre evolucionaría progresivamente hasta alcanzar cierta cota máxima, a partir de la cual se invertiría el proceso, esto es, la regresión a nuestras formas más primitivas. Me hizo gracia la idea, después la olvidé, como es preceptivo con la mayoría de los conocimientos universitarios, salvo un par de axiomas que pueden resultar útiles del tipo "no todo lo verde se fuma, vuelve a colgar las cortinas".

Lo olvidé hasta este verano, en el que he tenido una revelación en forma de programa televisivo: "Mujeres hombres y viceversa". La idea consiste en seleccionar a un grupo representativo de vigoréxicos alicatados hasta el techo y otra de aprendices de interviu siliconadas y juntarlos en una misma habitación, básicamente para demostrar el fracaso de la logse, y luego removerlos, intentando así que se amanceben entre ellos (no se si con el objetivo de crear una raza inferior de humanos, que llenen las salas de cine español). Yo acudo puntualmente a mi cita diaria con el programa, sin otra obsesión que la de observar detenidamente sus cabezas, estoy convencido, de que a medida que articulan más tonterias, sus craneos adoptan formas antropomórficas cada vez más cercanas al Australophitecus. Creo que en el siguiente salto involutivo, empezara a crecerles bello resistente a las cremas depilatorias y a la cera tibia, este es un concepto que ellos no podrán soportar, se encerrarán a vivir en cuevas alimentandose de batidos energeticos y barritas de muesli. De esta fase a convertirse en amebas va solo un pasito, amebas con unos abdominales acojonantes.

Ya estoy convencido, la teoria piramidal era cierta, la raza humana alcanzará su punto máximo de perfección en la descendencia entre Iker casillas y Sara carbonero, la personificación del sumun humano, un cancerbero de ojos verdes, labios carnosos y pechos descomunales, hastiado de dinero, que ejecutando paradas imposibles, lleve a España a conquistar su segundo mundial, y acabe autoentrevistandose al terminar el partido. Mientras esto llega, ya ha comenzado el proceso inverso, hace años que hemos empezado a involucionar. Y todo esto es lo que yo he dado en llamar la "Teoría alelante de la especie humana". Reconozcámoslo, somos más tontos que nuestros antecesores, los signos son más que evidentes. Allí afuera hay todo un ejercito de personas con esas pulseras tan caras como estéticamente sospechosas, porque piensan que al contacto con su piel, les confiere una especie de poderes sobrenaturales que los convierte en una suerte de superequilibristas al más puro estilo Pinito del oro.

Siguiendo la lógica de la teoría alelante, nuestros descendientes son aún más tontos que nosotros, solo eso explica que una tal Hannah Montana (una Marisol versión tanga 2.0, sabor ranchero) tenga secuestrada la voluntad de mis sobrinos. Por cierto, la vi cantando en el Rock in Rios, con una vestimenta entre breve y ajustada, haciendo una serie de contorsiones pélvicas que a mi me habrían costado dos semanas en traumatología. Me pareció ver a alguno de los padres que habían ido a acompañar a sus tiernas adolescentes, subidos a los hombros de sus hijas, rasgándose las camisetas.

Confirmada la teoría alelante, cabe preguntarse: ¿esto es preocupante?, en principio no. Ser tonto, tonto en singular, ser tonto en su forma más simple no tiene por que ser malo. Es más, la observación y los años me han enseñado, que un nivel adecuado de ignorancia, bien gestionado, es un ingrediente fundamental para alcanzar una felicidad duradera....

* "La inteligencia os hará libres...." (Howard Garner) "....y la ignorancia felices" (Patapalo) y ahora cada cual que elija en conciencia. Si no entiendes bien este último párrafo no te preocupes, vete a comprar una pulsera.

...el único problema de ser tonto es que tiene combinaciones peligrosas, del tipo "ser tonto pero no estar seguro de ello", "ser tonto y tener iniciativa" o "ser tonto y presidente del gobierno de la nación".

En todo caso, la involución no es dolorosa, así que solo nos queda relajarnos y dejarnos llevar. ¿Cómo acabará todo esto?, yo vaticino que nos saldrá más pelo en la espalda, desarrollaremos una cola prensil (no se animen las féminas que no es lo que parece), nos encorvaremos y volveremos a subirnos al arbol del que yo creo, nunca debimos bajarnos.


martes, enero 12, 2010

"DE LA INFANCIA Y OTRAS ENFERMEDADES QUE SE CURAN CON UNOS DIAS DE REPOSO"

Más de una persona malintencionada, no dudará en acusarme al finalizar la siguiente lectura, de escribirla desde el rencor, pues bien, que me parta un rayo si no le asiste toda la razon, añado que lo único capaz de inspirar más que el rencor es un cheque al portador.

Como fiel adepto a la madurez tardía, no aprendí a decir que no antes de los once años de edad, para entonces rasgaba un violín en el conservatorio, reinventaba las sevillanas en una academia de baile y era un modesto miembro de los Boy Scout. Y ahora si, sin margen de error, ya podemos afirmar que aprendí a decir que no demasiado tarde. Queda claro, que por entonces aún no existía la figura del defensor del menor, y por alguna clase de argucia mis padres no pasaron a disposición judicial, tampoco tengo muy claro que clase de hecho milagroso mantuvo intacta mi heterosexualidad, de lo único que estoy seguro, es que de estos tres dislates, el que tuvo repercusiones más graves en mi desarrollo normal, es el último de todos, pues es vox populi, que siempre han sido cinco los enemigos históricos de los niños: Herodes, Bibiana Aido, el Teletubbie amarillo con sus acólitos (he desarrolado una teoría que demuestra que el amarillo concretamente, es el ideólogo), la Supernany versión preñada y Sir Lord Robert Cecil Stephepson Smith Baden-Powell I baron de Gilwell... esta no es la alineación del Manchester City, sino que todos estos son una misma persona y además muy delgadita, poquita cosa el hombre, pero un domingo de lluvia se le fue la TDT y le dio por inventar los Boy Scouts.

Durante casi todo el año, nuestra actividad normal como Boy Scouts, se reducía a reunirnos los Sábados por la mañana, en un local de mi ciudad natal, para hacer nuestras cositas de scouts, jueguecitos, cancioncillas, alguna charletada moralista y en resumen tontunas y zarandajas inofensivas propias de la edad sin mayor trascendencia. Pero llegaba irremediablemente el verano, y con él aquellos campamentos aislados en mitad del campo, (esa extraña dimensión donde los pollos pasean crudos) y es al contacto con la naturaleza, desprovistos ya de todo vestigio urbanita, donde el scout se muestra en todo su explendor, donde descubrimos la verdadera cara del escultista para así exclamar: pero coño, qué panda botarates.

Gran parte de la filosofía escultista, esta basada en el "Libro de la Selva", la biblia del Scout y gran obra literaria de Rudyard Kipling, (que era íntimo amigo de Sir Lord Robert Cec... vamos que era de la pandilla aquella..) libro que populizaría disney con una adaptación un poco libre, que se convirtió en la que es para mi la mejor película de la factoria. No obstante, el pensamiento Scout actual, obvia un dato que yo creo reviste no poca importancia y es que kipling publica su obra en 1894 y no hay revisión moderna del libro de la selva, en la que Mogly no fabrique balones para Nike. Lo que quiero decir, es que efectivamente, acampar quince días en medio de la nada vegetal, te acerca indudablemente a la madre naturaleza, pero te aleja peligrosamente de la regularidad intestinal, y de unos mínimos higiénicos y alimenticios saludables. Y que en pleno siglo XXI, que hemos inventado los retretes portátiles, el wifi, el gymfor8 y las perdizes escabechadas en conserva, no procede ponerse un taparrabos y subirse a un cocotero. Digámoslo ya, sin mas ambages, el Scout es una subespecie involucionada.

Sería injusto por mi parte, negar el caracter formativo de los campamentos Scouts, donde he adquirido no pocos aprendizajes fundamentales para la supervivencia y para la formación del caracter. Concretamente teniamos talleres de cestitas de mimbre, de papiroflexia y de nudos marineros. Pero el taller estrella era el de orientación, y es que una de las obsesiones Scouts mas recurrentes es el Norte. (concretamente encontrarlo, lo cual confirma que lo han perdido). Lo primero que se enseña a un Scout, es que en caso de extraviarse en el bosque, lo primordial es localizar inmediatamente el Norte, así nos enseñaron a descubrirlo en el cielo estrellado, en la sombra del alibustre, entre los líquenes de los arboles, en el brinco de la rana de arroyuelo. Claro, tanto insistieron, que mi pueril entendimiento acabó por idealizar el Norte, (que pasó a ser un punto cardinal en mi vida), y asi lo imaginé como una suerte de paraiso perdido, un lugar extraordinario al que solo podian llegar los elegidos que tuvieran la fortuna de perderse en el bosque y la capacidad de encontrarlo entre los líquenes de los abetos. Y esta era la única justificación que encontré, para que esos hombrecillos de cuarenta años, se enfudasen unos pantalones cortos de colegial y se atasen una absurda pañoleta al cuello, para asentarse en medio del campo con un grupo de cincuenta niños, que por la noche no acababan de consolidar su control de esfínteres y por la mañana lloraban plañideramente la ausencia de sus madres. Anhelaban el Norte, el Edén prometido, ninfas bailarinas, nectar de dioses, retretes de obra... la Arcadia pastoril. Pronto descubríria, que lo que hay al norte de Guadalajara es Soria (que es muy pastoril pero poco Arcadia)

Si algún dia me pierdiese en medio de un bosque, o en general, de cualquier sitio sin asfaltar, moriré con toda seguridad a las seis horas, pero que me lleve el demonio si no exhalo mi último aliento mirando a Soria, y si un reguero de pajaritas de papel y cestitas de mimbre no anuncian la tumba de un ex Boy Scout.

Eran las tres de la mañana, cuando me depertó el júbilo de cuatro o cinco chiquillos revolotenado nerviosos alrededor de mi saco, no es facil conciliar el sueño, cuando lo único que te separa de un suelo de piedras y larvas es una esterilla de dos centimetros de ancho, y tienes las incomodidades propias de alguien que lleva diez dias soñando con un inodoro. Aún dudaba si me hallaba entre la vigilia o el sueño, cuando un pisotón en el bazo del crio mas gordo de mi tienda de campaña me confirmó lo primero, cuando por fin decidí incorporarme, encontré el rostro de uno de los monitores Scouts, lucia su sonrisa más estupida mientras me informaba con tono entusiasta: "arriba lobato, vamos agarra esa linterna y empieza a cantar, que hoy es el taller de orientación nocturna". Y ese día aprendí a decir no



P.D. : También aprendí a decir: "... y espero que tu navaja suiza tenga brújula, porque donde te la voy a extraviar no se divisa bien el fulgor de la estrella polar" pero esta frase la he usado mucho menos, porque rara vez se da el contexto apropiado.

lunes, diciembre 14, 2009

" BREVE POST DESDE MI VENTANA "

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Lo normal, es que un hombre de mediana edad y aspecto saludable, ataviado con un insustancial atuendo, que camina por la acera a paso tranquilo, pero resuelto, no despierte mi más mínima curiosidad. Pasará igualmente inadvertido, aún cuando el paseo discurra bajo una intensa lluvia invernal, a no ser, claro, que queramos incorporar al rutinario cuadro, un ínfimo pero decisivo detalle, un paraguas cerrado, que anclado al antebrazo izquierdo del sujeto, se contonee ritmicamente como queriendo denotar su desperdiciada presencia. Cualquier otra conducta humana, podría provocar de inmediato todo tipo de análisis e interpretaciones, enconados debates, un sin fín de teorías confrontadas y ninguna solución inequívoca. Y sin embargo de este comportamiento tan particular, solo pueden extrapolarse dos conclusiones: Este hombre, es un poeta o es un idiota, siendo esta última, la acepción más popularmente aceptada para este tipo de casos. Como hasta donde yo sé, al caballero en cuestión, no se le conoce verso alguno y además, estadísticamente, esta demostrado que en el mundo hay más idiotas que poetas, me encuentro en disposición de determinar sin temor a errar, que mi vecino del segundo derecha, Juan Alfonso P. es un idiota. Resta ahora comprobar, si se trata de una idiocia pasajera, o por el contrario estamos ante el típico caso de idiotez crónica, así las cosas, solo queda sentarme pacintemente, a vigilar junto a la ventana, en busca de cúmulos y estratos y de Juan Alfonso, ya que se trata, como no puede ser de otra forma, de un pronóstico temporal.

lunes, junio 08, 2009

"ANDY WARHOL , SU INFLUENCIA EN EL TEATRO MODERNO"

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"No te preocupes, aprieta los talones, levanta los brazos y sonríe"


María Victoria Crespo.



... si no recuerdo mal, fue Andy Warhol quien aseguró que en el futuro todos disfrutaríamos de nuestros quince minutos de fama. Yo así lo creo, todos vivimos ese momento, puede que sean apenas segundos, tal vez horas, quien sabe si años, pero los míos si, fueros aproximadamente quince minutos. Novecientos segundos apoteósicos, inborrables. Un cuarto de hora, es lo que duraba mi participación en una representación teatral, que a la postre resultaría memorable, nunca se vio mayor simbiosis del actor con el personaje, que entrega incondicional en el escenario, que compromiso con el público, que dominio del espacio, que interpretación tan sublime. Nunca supe de que trataba la obra. Yo era un árbol, tenía cinco años.

No te preocupes, aprieta los talones, levanta los brazos y sonríe. Estas fueron todas las instrucciones que Marivi, profesora de infantil, nos susurro entre bambalinas uno por uno a los cinco niños que, disfrazados de árboles, conformábamos lo que debía ser el bosque donde se desarrollaba el entramado de la obra. Como es preceptivo en estas ocasiones, cuando las madres son las encargadas del vestuario, la uniformidad del mismo no era tal, así mientras yo tenía más bien aspecto de Abeto común, otro de mis compañeros, del que colgaban varias tiras de cuerda con un sin fin de hojas pegadas, asemejaba a un Sauce, un tercero, más por su contundente físico que por su disfraz, bien podría ser un Roble, completaban el quinteto lo que parecía un Olmo y, por último, una suerte de Encina. El resto de los figurantes era un conjunto de cuatro o cinco niños disfrazados de diferentes animales, que debían juguetear gateando entre los árboles. Finalizando con el elenco, cuatro niños protagonistas, estos si, con texto, que desarrollaban la historia.

Cuando, ocupados nuestros puestos y adoptadas las posiciones acordadas, el Sauce empezó a gimotear mientras el telón se levantaba, empecé a tener el presentimiento de que aquella no iba a ser una tarde cualquiera. Terminé de confirmar esa sensación con solo mirar a mi izquierda, donde descubrí a uno de los niños, que minutos antes me agarraba de la mano mientras Marivi me daba las instrucciones, era un ciervo en mitad del bosque que, erguido sobre sus dos patas traseras, talones apretados y brazos levantados, sonreía al público.

A los tres minutos, una niña con coletas recitaba su texto inutilmente, porque a esas alturas, los gimoteos del Sauce habían tornado en sonoros plañidos. Roble y Abeto manteníamos obedientes nuestras posiciones. En una de las esquinas, la Encina, habia bajado una de sus ramas para hurgarse la nariz. El Sauce llorón, fue deforestado bruscamente por una señora de moño imposible, que irrumpió en medio del bosque para sorpresa de todos, menos del ciervo, que inmutablemente seguía practicando la grulla en medio del escenario. Yo empezaba a ser consciente del peso de mis propios brazos suspendidos en el aire.

Dos minutos más tarde, dos niños cantanban una canción en mitad del escenario, Roble y Abeto conservábamos obedientes nuestra postura original. El Olmo había bajado definitivamente los brazos y ya no sonreía. La Encina seguía reconociendo cada milímetro de su nariz minuciosamente con el dedo. El zorro, de alguna manera, había convencido al ciervo de que su mundo estaba entre los vertebrados, y empezó a corretear con el resto de animales. Mis ramas perdían altura por segundos.

Apenas siete minutos de actuación, empecé a notar un ligero calambre en mi brazo izquierdo. Miré a mi alrededor, el Roble se mantenía firme, sonriente, impasible. Lo que había sido un Olmo, ahora con los brazos derrotados y rodilla al suelo, no alcanzaba ya la categoría de lamentable arbustillo. La Encina había empezado a palparse la nariz a dos manos, y entre el público distinguí al Sauce, sentado en las rodillas de la señora del moño absurdo, lamía un helado.
Creí distinguir el momento oportuno para descansar los brazos, y entonces ocurrió. Cuando el Roble se orinó encima, sentí que todo el peso del bosque recaía sobre mis doloridas ramas. El Roble, con los talones apretados, los brazos extendidos, y el tronco empapado, empezó a dar diminutos saltitos hacia atrás, sin dejar de sonreir al público, paso por mi lado y desapareció tras las cortinas dejando un reguero de gotitas de orín, por el que dos segundos después se arrastraría el ciervo, que definitivamente había aceptado su condición animal. Siete minutos después yo era el bosque. Yo era el único que dotaba de cierto sentido y coherencia a todo lo que estaba pasando encima del escenario. Lo comprendí al instante y acepté estoicamente el sacrificio, levantando aún más los brazos como señal inequívoca de que asumía la responsabilidad.

No se exactamente en que momento, pero el público también lo entendió. De nada valía que la niña de las coletas, se contoneara a lo Marisol de provincias en el centro de la escena. A nadie le importaba que el Olmo, tirado ya en el suelo, empezara a morderle el brazo a una especie de ardilla, que trataba de zafarse desesperadamente del súbito ataque. Nadie atendió a la Encina, que a estas alturas se había provocado una hemorragia nasal, que intentaba contener introduciendose una hoja de cartulina por la nariz. Todas las miradas se dirigían a mi, y yo vislumbraba en ellas una mezcla de respeto y admiración. Entre el público, el Sauce también me observaba boquiabierto, mientras su helado, derretido, invadía el bolso de la señora del moño disparatado, que tampoco apartaba su vista de mis ramas.

Habían pasado aproximadamente quince minutos, cuando la niña de las coletas pronunció su última frase y el silencio se apoderó del auditorio. La niña, atónita miraba a la profesora, que estupefacta miraba al público, que absorto me miraba a mi, sin darse cuenta de que la obra había finalizado. Supe lo que tenía que hacer, baje lentamente los brazos, apoyándolos contra mi tronco, a esta señal el público comenzó a aplaudir. El Olmo se incorporo y se adelantó, junto con la Encina que ya no sangraba y junto al resto de niños que, agarrados de la mano saludaban al público en el extremo del escenario Yo quedé detrás, talones apretados y manos pegadas al tronco, sonriendo. Ya no interpretaba, sonreía de verdad, porque me aplaudían a mi, todos me aplaudían a mi.

Quince minutos. Yo era un árbol, tenía cinco años y el resto de mi vida esta siendo un mero trámite.

miércoles, abril 08, 2009

" Y LOS SUEÑOS, ¿SUEÑOS SON? " (Garzón!! Garzón!! Garzón pirulero!!)

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Al principio todo eran urgencias, agitadas carreras, un sin fin de aspavientos al llegar a la altura del kiosco y la sección nacional antes que la tostada. Pero ya no.


No alcanzo a recordar ni porques ni cuandos del hábito de dormir con el transistor encendido, debió aflorar en algún momento en el que no me convendría mucho escucharme, de lo que estoy seguro es de que fue hace ya tiempo (cuando las radios eran transistores, cuando la gente hacia aspavientos a las alturas de los kioscos).

Supongo que mientras dormimos atravesamos algún tipo de fase fronteriza entre vigilia y sueño donde estos se confunden y se entremezclan y es entonces cuando las noticias de la radio se deforman al traspasar el filtro del inconsciente. Sirva a modo de ejemplo un sueño, que se me ha venido repitiendo últimamente en un par de ocasiones, en el cual me aparezco dando un placido paseo por el campo, hasta que descubro asomándose entre unos arbustos a Garzón, versión camuflaje y escopeta en mano, que apuntándome fijamente dispara el gatillo, fundido en negro y de nuevo Garzón, esta vez versión toga y birrete, servidor en el banquillo de los acusados, la sentencia me declara culpable, por ser cazado sin tener la licencia de ciervo reglamentaria (la última vez que lo soñé, añadía señalándome con el martillo: "y te he eliminado de mis contactos del facebook" ... se ve que empiezo a soñar con los extras)

(Hubo una temporada, que la televisión sustituyo a la radio, entonces Rick agarraba con firmeza el brazo de Ilsa en el aereopuerto, y le susurraba: "A ese tipo le huele el aliento a rayos, y sin entrar a valorar los inconvenientes de su micropene, jamás le sentara el sombrero de ala ancha, como me queda a mi")

Si bien en este caso, es fácil concluir al despertarse, que todo ha sido obra de mi fantasiosa psique (porque yo renuevo puntualmente mi licencia de ciervo cada año), hay otros casos en los que no resulta tan sencillo desglosar lo real y lo onírico, y uno no puede saber a ciencia cierta, que parte del sueño ha sucedido realmente y cual no, y claro, al principo todo eran urgencias, agitadas carreras, un sin fin de aspavientos al llegar a la altura del kiosco y la sección nacional antes que la tostada. Pero ya no.

Ya no, porque en ocasiones tengo sueños memorables, pateras que rescatan guardias civiles naufragados, primeras damas francesas en pelota picada, nuevas lineas de condones bendecidos por el Papa, exministros de economía jugando a la petanca...y entonces prefiero no abrir el periódico

Ya no, porque en ocasiones sueño con terremotos, y trenes explosivos, legiones de personas desempleadas, policías removiendo vertederos ... y entonces prefiero no abrir el periódico

P.D.: Odio la realidad, pero al final es verdad, que es el único sitio donde te puedes comer un buen filete.

lunes, mayo 26, 2008

LA HIPOCONDRITIS : Aguda, hipocondritis aguda o inflamación repentina de mi hipocondria de origen multifactorial: Incubación de la gripe, visita al odontólogo, las piedras del riñón de mi vecina (no dudará en contártelo en el ascensor, esta muy orgullosa, creo que en lugar de piedras arriñona cristales de swarovski), mi primera endoscopia, medio capitulo de House (si veo uno entero me mareo) y un nuevo análisis de sangre, segundo en este mes. Y claro soy fóbico a la sangre.

LOS ANÁLISIS : Fóbico a la sangre, principalmente a la mía, no me acostumbro a encontrármela fuera de mi cuerpo, siendo esta la única faceta en la que me declaro abierta y escrupulosamente amante del orden. Aparte y calculando por el recipiente, que no debo contener mas de litro y medio de sangre, no creo que pueda andar distribuyéndola generosamente por los laboratorios gaditanos.


Primer análisis y un asterisco indocumentado me devuelve al gimnasio (ese microsistema fascinante habitado por criaturas extraordinarias y depiladas que se comunican mediante curiosos sonidos guturales que bien puediera hac
erlos parecer algo simples a primera vista, pero en seguida descubres que son idiotas.). Luego viene un mire doctor yo no puedo tener colesterol porque es que no me cabe, seguido de una larga ristra de consejos dietéticos.

En el segundo análisis el asterisco atiende a la lógica, desplazándose y señalando ahora (por exceso) a linfocitos y monocitos, provocando un ¿estos no eran los buenos en érase una vez el cuerpo humano?. Y si, pero no, que los buenos movilicen a los reservistas, por lo visto no augura nada bueno, no sabe uno como acertar.

LA ENDOSCOPIA : Panendoscopia alta, que siendo exactamente lo mismo, da otro empaque a mi currículum médico, es como una gastroscopia, pero para los que tenemos estudios. Lo primero que percibe uno, es que la famosa "goma" no es tal, se trata más bien de un cablazo del quince, después arcadas, ojos llorosos, vómitos, espasmos y creo que al final del proceso pronuncié algunas palabras en
arameo antiguo. Como aspecto positivo de la experiencia el descubrimiento de mi esófago, que esta mal que yo lo diga, pero es de concurso, es lo más bonito que tengo, junto con mis pies, que son ciertamente eróticos, pero eso es otra historía.




Aquí los doctores, comunicándome los resultados de la endoscopia nada más finalizar la prueba.








En próximos capítulos:

  • Los rayos X : El viaje interior hacia el tránsito intestinal
  • La rectoscopia : Colonización de territorios vírgenes

P.D: Tengo una sucesión de intentos frustrados. Es justo reconocer que esto no es un blog. Así las cosas y por simplificarnos la vida he añadido al final de la sidebar ( o "la columna de la derecha" para aquellos que gustan de llamar panceta al bacon) una aplicación desde la que escribiendo tu email (y siempre que yo haya apretado los botones correctos, porque en esa pagina eran todos bretones y además estaba comiendo cereales con miel, de esos que se pegan a los dedos dificultando el proceso...) te llegará un aviso al correo cada vez que actualice mi intento.(si no te aparece la aplicación es porque estas usando el navegador explorer, que falla más que una escopeta de feria y en ocasiones no aparecen todos los elementos del blog, tienes que actualizarlo hasta que se muestre.. Viva el navegador Mozilla Firefox, y viva Puccini... que esto último no viene al caso, pero tengo el día tonto y ando descontextualizando)

lunes, abril 14, 2008

"LA ESCOLÁSTICA" (..solo por incordiar)

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A mi nunca me pareció muy normal que Antoñito llevase la mano izquierda constantemente sumergida en un jarro de agua que sujetaba cuidadosamente con la mano más seca. Sin embargo todos lo aceptamos con cierta naturalidad.

Pero entonces que diablos iba a saber yo de la escolástica. No era más que un crio en un pueblecito Manchego, tan humilde, que no teníamos cementerio, ni estanco, ni metafísica. (Sí contábamos con la Nicolasa, cuyos senos ciertamente escapaban a las leyes físicas, con el agravante de tratarse de la mujer del lechero... pero eso es otra historia)

Fue varios años después que estudié la escolástica de Santo Tomas de Aquino, que incluye la metafísica aristotélica y por tanto la diferencia entre "acto" (lo que ya es) y "potencia" (lo que puede llegar a ser). En ese momento comprendí que si en mi pueblo hubiésemos sido escolásticos en lugar de alkarreños, Antoñito habría acabado ineludiblemente en el pilón con un ojo morado y la nariz sangrando, porque una cosa es tener un reloj sumergible, y otra muy distinta es tenerlo sumergido, y ese es el pequeño matiz que convierte a Antoñito en un gilipollas (algo debimos de sospechar, cuando todos hicimos la comunión de marinerito y el tipo se presento de alférez de corbeta. En cualquier caso, la situación era ciertamente absurda, pues si bien el imbecil alardeaba de que su reloj era el único del pueblo que podía sumergirse cien metros, hasta donde yo le conocí, Antoñito no se sumergió nunca más allá de metro y medio)

Tengo colon irritable.

Si bien, se trata solo de una hipótesis de trabajo, a contrastar, cuando una tierna enfermerita de virtuosas manos me introduzca delicadamente unas gomas por un orificio que en principio debería ser solo de salida, pero tampoco quiero ponerme sentimental, sobre todo teniendo en cuenta que me han realizado previamente una ecografía, y habiendo yo acompañado a tantas mujeres de mi familia en este trance (las hembras de mi familia son muy de preñarse ellas ... las muy locas ..) no he tenido más remedio que, por ósmosis o imitación, emocionarme y soltar una lagrimita ante la estupefacción del ecógrafo, que me anunciaba que mi bazo tenia un tamaño normal.

En cualquier caso, a mi el diagnóstico me resulta ciertamente confuso, una cosa es que el colon sea irritable (en potencia, indicaría solo posibilidad) y otra cosa es que este irritado (en acto). ¿Qué motivos podría tener para irritarse una parte de mi cuerpo cuya existencia hace tres días desconocía.? ¿A qué responde esta sublevación colonial?



(Retrato robot:
Aspecto que tendría actualmente mi colon)






Así las cosas, la irritación de mi colon correlaciona directamente con la mía, transformándome progresivamente en una persona vil, cruel y maquiavélica, que deja abierta las cocacolas para que se queden sin gas, devuelve los DVD sin rebobinar y paga la barra de pan con monedas de cinco céntimos.


En vista de que la escolástica no resuelve mis problemas, he tomado la determinación de sumergir mi muñeca en un jarro de agua, a modo de protesta formal contra la metafísica, por tiempo indeterminado o hasta que mi, ultimamente, maltrecha salud mejore. (...quiza sea la edad, quiza la criptonita)

P.D. : ¿Y que quereis? ... ahora ... que si firmo una factura adjunto postdata al dorso, que la musa es un puta que se va con un spam, que he enterrado varios links, que murió la novedad, que no espero comentarios, ni vuelvo a desesperar, que me afilio a los monólogos por la estupidez del chat, que desecho los matizes y me paso al blanco y negro, que no cuento las visitas, que escribo por incordiar.

jueves, noviembre 01, 2007

"JALOGÜIN" (tos los muertos)

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Nunca he sido yo muy del jalogüin, la verdad ni fa ni fu. Pero bueno, todo es probar para poder opinar. Así que este año decidí disfrazarme. Pero no, nada de momias ni brujas, nosferatus, belzebús...y demás seres imaginarios que en el fondo no provocan miedo alguno. Llegado el caso conviene decantarse por algo más terrenal...no se ...como de mujer barbuda, que yo he conocido un par y oye, igual no acojonan, pero incomodan, como mínimo. Así las cosas, para decidirme elaboré una lista con posibles disfraces que a mi, personalmente me aterrorizan, a saber:

De socavron en el AVE, prohibiendo las cercanías.

De un opusiano en Domingo. De siete de la mañana.
De estreno de cine español. De tuna compostelana.
De locutor de la COPE, los-santos con letanías.
Medida electoralista. De euro redondeando.

De comercial de Jazztel a la hora de la siesta.
Documental de la dos. Massiel con ganas de fiesta.
Schuster en rueda de prensa. Thyssen ecologista
Radical nacionalista con estrechez de bandera.
De autófilo tuneado. De hortera reggaetoniano.

De ya no se me levanta. De discurso de Valdano.
De una teta de la Campos. De las cejas de Sobera.

De jefe de oposición salvándome a la nación,
Mariano Cid cabreador. Transxesual de concurso,
en pleno furor uterino. Zapatero con discurso.
Zona de no fumador. Partido de selección.
(de un España - San Marino)

De Milá con transparencias. De cura sin vocación
De cura con vocación. De curita al fin y al cabo,
que éste las aterroriza, más que el disfraz de nabo
con ese les da la risa. (no cunda la confusión,

quise decir de hortaliza)

P.D. : Finalmente, me decanté por el de Comercial de Jazztel a la hora de la siesta, con resultado de éxito total, sembré el pánico, no me abrieron ni una puerta. Truco o trato o que...